Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL


100286
Legislatura: 1889-1890
Sesión: 1 de junio de 1890
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Duque de Tetuán y al Sr. Martínez Campos.
Número y páginas del Diario de Sesiones: 200, 4116-4117.
Tema: Política del Gabinete presidido por el Sr. Sagasta.

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros (Sagasta): Me ha de dispensar el Sr. Duque de Tetuán que haya dejado pasar la palabra del señor general Martínez Campos entre la suya y la mía. Exigía, es verdad, contestación inmediata el discurso del señor Duque de Tetuán; pero dada la importancia política del general Martínez Campos; dada la consideración que siempre quiero guardarle, y dada la circunstancia de que iba a ocuparse del mismo asunto que ha tratado el Sr. Duque de Tetuán, me ha perecido que no tomaría S.S. a descortesía el que dejara hablar al general Martínez Campos inmediatamente después que S.S. De este modo también he facilitado mi trabajo, porque puedo tener el gusto de contestar a los dos a la vez.

Agradezco mucho al Sr. Duque de Tetuán las consideraciones que ha guardado al Gobierno y que me ha guardado a mí personalmente. En efecto, no necesitaba explicarme que no había podido dar cuenta anticipada al Gobierno de las preguntas que pensaba dirigirle, porque, por el asunto de las mismas, claro es que no podía hacerlo hasta haberse enterado de lo que decían los periódicos a que S.S. se ha referido.

Pero en fin, de todas maneras le agradezco la explicación, y se la agradezco con tanto motivo, cuanto que en ella iba envuelta cierta consideración al estado de salud en que me encuentro, al desear que fuera otro Ministro, y no yo el que le contestara.

Yo, para corresponder a la galantería de S.S., en el momento que por teléfono he tenido noticia de las intenciones que abrigaba, merced a la bondad del digno Presidente de esta Cámara, aun cuando quizá no pensaba salir hoy de casa, me he apresurado a venir para oír las preguntas de S.S. y tener el gusto de contestarle. Pero, además de esas consideraciones que S.S. me ha guardado, y que yo estimo en mucho, aún le hubiera agradecido más la justicia, porque la justicia por lo menos es debida a todos, las consideraciones se tienen a aquellos que en opinión de cada cual las merece, y yo creo que merezco, no solo las que S.S. me guarda, porque yo también quiero guardad a S.S. toda clase de consideraciones, sino que merezco, como todos, que se me haga justicia; y S.S. no me la ha hecho, ni se la ha hecho al Gobierno de S. M.

Su señoría no puede ignorar, porque no lo ignora ningún español, que los dos periódicos a que S.S. se ha referido no son amigos del Gobierno; que son periódicos independientes; que uno de ellos hasta es [4116] enemigo de las instituciones, porque no es ni siquiera monárquico; que hacen política que conviene a la independencia con que marchan, y que quizá convenga a sus intereses; pero de ninguna manera la política que pueda convenir al Gobierno de S. M., con el cual no tienen nada que ver, al que nada tienen que agradecer, y con el cual no tienen relación de ninguna especie. (Muy bien, muy bien). ¿Qué tengo yo que ver con la política de El Imparcial, que, como sabe S.S., suele no tratarme muy benévolamente? Yo respeto hasta tal punto la independencia de los periódicos que no son amigos del Gobierno, que, a pesar de que entre sus redactores y entre sus propietarios hay Diputados, y algunos son amigos particulares míos, jamás, jamás les he dicho una palabra de la conducta que conmigo siguen, aunque muchas veces ha sido verdaderamente injusta. ¿Qué tengo yo que ver con la política de El Liberal, que sigue rumbos distintos, que quisiera, para la realización de sus aspiraciones, quizá que desapareciera todo, y que lo primero que desapareciese fuera el Gobierno, y por encima del Gobierno y el primero del Gobierno, yo?

Pues digo de este periódico lo mismo que respecto del otro: algunos de sus redactores, alguno de sus propietarios, por los movimientos, por las evoluciones que aquí ha hecho la política, han estado en relaciones personales conmigo alguna vez, y quizá alguno ha tenido relaciones políticas; pero ni una sola vez me he dirigido a los redactores o propietarios de El Liberal para que rectifiquen una noticia que pueda serme desfavorable, para que modifiquen una opinión que emitan acerca de mis actos, ni para nada absolutamente que me pueda favorecer o favorecer al Gobierno.

Yo tengo el derecho de exigir cierta conducta, y los hago también con muchísima moderación, a los periódicos que se llaman amigos del Gobierno, porque entonces considero que sus propietarios y sus redactores son correligionarios míos, están dentro de mi partido, y tienen el deber de obedecer a las indicaciones de su jefe y recibir sus inspiraciones; pero, fuera de eso, yo respeto tanto la libertad de imprenta, que no me mezclo absolutamente en los juicios que hagan los demás periódicos, sean favorables o adversos a la política que sigo. (El Sr. Duque de Tetuán: No es ésta cuestión de libertad de imprenta). Pues no sé lo que es, si no es cuestión de libertad de imprenta. (El Sr. Duque de Tetuán: Es de influencia en la imprenta). ¡Pero si acabo de demostrar que no tengo influencia ni he procurado ejercerla por ningún medio; que sólo procuro ejercerla en los periódicos que son correligionarios míos, que están dentro del partido y que hacen esa declaración; en los periódicos cuyos redactores y propietarios se llaman y son correligionarios míos!

¿Qué tengo yo que ver con estas influencias? Yo podría creer (si lo presumiera, que no lo presumo ni mucho menos) que esos periódicos obedecían a otras influencias que a las que a su independencia corresponden o a sus intereses pueden acomodar; que esas cosas que S.S. nos atribuye a nosotros han obedecido más bien a influencias conservadoras, porque están más en armonía con lo que todos los días nos dicen los conservadores, con las alharacas con que nos atruenan los oídos, porque realmente lo que dicen esos periódicos no es más que lo que nos han dicho aquí todos los señores conservadores. (El Sr. Marqués del Pazo de la Merced: ¿Qué periódico conservador ha dicho eso?) Es verdaderamente una grandísima injusticia atribuir a influencias del Gobierno lo que han dicho esos periódicos. ¿Por qué lo han dicho? Yo no lo sé; pero a humo de pajas no está dicho eso, y en alguna fuente lo habrán bebido. ¿En qué fuente? ¿En la del partido liberal? No; porque al partido liberal no le conviene nada de lo que dicen esos periódicos, y por consiguiente, si acaso habrá sido en la del partido conservador, que es a quien interesa lo que en esos periódicos se manifiesta y está diciendo todos los días el partido conservador. (El Sr. Marqués del Pazo de la Merced: Esos artículos, ¿son para ayudar a subir al poder al partido conservador o para sostener a SS. SS.?) ¡Ah! Si no hubiera más antecedentes que esos artículos, yo le aseguro a S.S. que eso no significaría nada contra el partido conservador; lo que puede contrariar al partido conservador son las cosas que han dado lugar a esos escritos, porque es la atmósfera en que está viviendo una gran parte del partido conservador, es lo que está haciendo el partido conservador, y de esa atmósfera han tomado esos periódicos lo que han creído conveniente.

Tiene razón S.S.; eso no le conviene al partido conservador; pero por lo mismo (y yo no me refiero con esto a ninguna personalidad determinada), por lo mismo los conservadores han debido ser más cautos en hacer ciertos pronósticos, en indicar ciertas fechas, en dar ciertas seguridades y en hablar de ciertos compromisos, porque después de todo, esos periódicos no hacen más que resumir todo eso que vienen oyendo, no en las huestes liberales, sino en las conservadoras. (El Sr. Marqués del Pazo de la Merced: ¡Jamás! Diga S.S. en qué discurso de ningún conservador se ha dicho nada de eso).

Basta con esto, porque con poco que yo diga sobre este particular tiene bastante todo el mundo para comprender la verdad de las cosas y saber que esos periódicos no han obedecido seguramente a influencias liberales.

Pero yo debo protestar (porque soy justo aun con los periódicos adversarios míos) contra ciertas palabras del Sr. Duque de Tetuán.

Ha supuesto S.S. que los periódicos a que ha referido, esto es, El Imparcial y El Liberal, no solo recibían la influencia del Gobierno, sino también subvenciones. (El Sr. Duque de Tetuán: No he dicho eso). Si no lo ha dicho S.S., no tengo que continuar. (El Sr. Duque de Tetuán: Si me permite S.S., con la venia del Sr. Presidente, reproduciré el argumento). Con mucho gusto. [4117]



VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL